Del oasis de esperanza a la Guatemala profunda
Hoy hemos dedicado la mañana a compartir con la comunidad de Panimaché 5º alto, uno de los cantones más alejados de Chichicastenango. En la escuelita de primaria de esta comunidad la ONGD SED tiene becados a 10 alumnos y alumnas.
No sabéis lo difícil que se me está haciendo escribir estas líneas, porque en apenas 30 km hemos pasado de un “oasis de esperanza y de historias de éxito y superación” que es el ITEC a la impotencia e indignación que te produce el ver la realidad de esta esta escuelita de la “Guatemala profunda” que es Panimaché.
Mientras las voluntarias Clara y Elvira hacían actividades y juegos con los 64 patojos y patojas de la escuela, nosotros nos reuníamos con el único profeso-director de la escuela (uno para 64 alumnos y alumnas de 6 cursos distintos) y los padres o madres de los 10 niños becados, para darles el dinero de la beca de SED de estos dos meses, a la vez que les repetíamos, de todas las maneras posibles, que apoyen la educación de sus hijos e hijas. Que al terminar la Primaria les dejen ir a la escuela de Secundaria y no los pongan a trabajar. El año pasado de todos los que terminaron 6º de Primaria solo uno pasó (con beca de SED) a la escuela de Secundaria.
Después nos hemos reunido con el COCODE (Comité Comunitario de Desarrollo, máxima autoridad de la comunidad) para explicarles cómo va el proyecto que habían pedido a la ONGD SED de una cancha de baloncesto para que los niños, niñas y jóvenes tengan un lugar para hacer deporte y pasar sus ratos de ocio. Las gestiones van muy avanzadas y es probable que en unos meses puedan empezar a construirla, con la colaboración de toda la comunidad. También nos han presentado otras necesidades en las que podremos colaborar una vez que las tengan concretadas y aprobadas por toda la comunidad.
Después hemos dado un paseo por la comunidad y hemos podido comprobar la dura situación en la que viven estas 194 familias.
Pese a estas duras condiciones en las que viven, esta comunidad es muy activa y trabajadora y va poco a poco mejorando sus condiciones de vida a fuerza de mucho trabajo y de las pequeñas ayudas que les van llegando de instituciones como la ONGD SED o los Hermanos Maristas a través del ITEC de Chichicastenango.
Al marchar de la comunidad te surgen dos sentimientos encontrado. Por un lado la admiración y el respeto hacia estas personas que siguen trabajan sin rendirse para salir adelante. Y por otro el sentimiento de indignación y de injusticia ante estas situaciones de tanta desigualdad simplemente por el hecho de haber nacido en el lado obscuro de la moneda.
Y lo que si te queda muy claro es que no puedes mirar hacia otro lado e ignorar estas desigualdades, porque seguro que algo podemos hacer para cambiarlas, al menos la de alguna o algunas personas.
Antonio Tejedor, Voluntario de SED en Guatemala
Fotos: Ignacio Vasserot
Claro que se puede hacer.
Aunque solo un niño pase a Secundaria merece la pena.
Nosotras vivimos una realidad similar en Cobán y es necesario hacer algo.
¡Estamos en el siglo XXI!
El cariño y agradecimiento que estas familias muestran por el solo hecho de dedicarles una sonrisa, un abrazo, un compartir…no se paga con nada