Gracias y hasta pronto
Gracias y hasta pronto. Estas fueron mis palabras cuando tuve que despedirme de los niños del Hostel de Talit.
Aunque a lo largo del mes que estuvimos en la India fui escribiendo un diario de notas y alguna que otra reflexión personal, sólo ahora, varios días después de haber aterrizado en Valencia, creo poder encontrar las palabras para describir con cierta perspectiva la experiencia vivida. Una inolvidable experiencia con un antes, un durante y un después.
Mi “antes” es algo particular, ya que es un antes concentrado. Durante muchos años estuve deseando ser voluntaria internacional, marchar lejos a conocer la otra cara del mundo, a ver con mis propios ojos y tocar con mis propias manos la tierra que forma esa parte del camino; porque siempre supe que mi camino también pasa por esos lugares.
Y por fin las circunstancias fueron las que fueron y me embarqué en un nuevo proyecto para mí, algo que quizá formaba parte de mí antes de que empezara, algo que ya es parte de mí y algo que espero y deseo forme parte de mí el resto de mi vida.
Así fue como llegué, en un momento en el que me sentía plenamente feliz, a las puertas del“Chetana Tribal Boys Hostel” de Talit, India.
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