Zambia se escribe con “H” (Camino de la escuela)
He who works with his hands is a laborer.
He who works with his hands and his head is a craftsman.
He who works with his hands and his head and his heart is an artist
St. Francis of Asisis
Nos cruzamos cada mañana en el camino. El primer día te encotré a tan solo diez minutos de
casa, en la margen izquierda si te diriges a Chibote. Allí estabas oculto entre montículos de
arena rosita, esos que a nadie le habría gustado tener que cavar con sus propias manos. El
vídrio se acumulaba alrededor de tus amigos, que con voz animosa nos saludaron. Y tú, con la
mirada algo perdida y gesto más serio, sostenías la pala. ¡Cómo olvidar esas manos
polverientas y algo hinchadas por el trabajo realizado, que justo antes de irme se persignaban
y dedicaban un último saludo dirigiéndose al cielo!…
Continuamos la ruta y tras el matorral descubrimos una extensión de campo abierto. Dos
troncos en vertical clavados en el suelo con una separación de unos cuatro metros sujetaban
otro en horizontal, para hacer las veces de portería. A veces persigues un balón de trapo al que
golpeas con toda tu alma cada vez que se aproxima; otras simplemente me observas
sonriendo y me regalas un apretón de manos…
Levanto la vista y ahí estás, colocando las hortalizas que con tanto amor has ido regando los
últimos meses para poder ofrecerlas a aquel que pasa. Quizá sea el más sentido de los saludos
que oímos cada mañana; el revoloteo de tus compañeros cuando pasamos, ese aroma de
maduro fruto de la tierra…
Unas gallinas buscan alimento en las márgenes del sendero, cuando te veo correndo hacia mí.
Te entregas en forma de salto para que te coja en el aire y mis brazos se convierten en tiovivo.
Nunca hemos hablado, nos nos hace falta. Nos miramos, nos queremos y seguimos
caminando…
Y surges detrás de cada casa, de cada camino. Se suceden como antes sonrisas, manos
cómplices, acrobacias con las que vas detrás de un neumático…
Se calma el paseo y tu reflejo aparece ahora sobre el río. Entre nenúfares frotas la ropa y
hablas con tus vecinos. Hay días también en que llevas en tu cabeza un manojo de ramas,
algún caldero o lo que exija la jornada…
Y llegamos al momento final. Allí muchas veces ya me reconoces y me llamas por el nombre o
me muestras ilusionada en lo que estás trabajando. Apenas son las nueve de la mañana y
hemos llegado a la escuela de Twayuka, listos para trabajar.
Zambia se escribe con “h”: hands, head and HEART.
Borja Bobillo Añel
Una vez más, precioso.
Y “h” de HUGE HUMANITY